D. Javier Luzón Peña —autor del libro «Las seis puertas del enemigo. Experiencias de un exorcista»— nos introduce a lo largo de 7episodios en el ministerio del exorcismo y en cómo el demonio puede actuar de manera extraordinaria en las personas.  Normalmente, los ataques se dirigen al espíritu, para que nos alejemos de Dios, aunque en ocasiones ataca también al cuerpo.

 Los dos tipos de afecciones preternaturales que los demonios lanzan contra los seres humanos. Por una parte, infestaciones a objetos, animales o plantas y lugares; por otra, sobre la misma persona: vejación, opresión o influencia diabólica, obsesión diabólica y posesión diabólica. Las dos primeras puertas que le abren paso al enemigo de nuestra alma: la vida de pecado y el ocultismo. 

La brujería, Nueva Era, runas, tarot, horóscopo, la mano de Fátima, curanderos, amuletos, atrapasueños... son prácticas más peligrosas de lo que parecen a simple vista. La tercera y cuarta puertas: el rencor y maleficios recibidos. Nada facilita tanto a los diablos entrar en el corazón de una persona como la puerta del rencor. 

La sanación se logra perdonando. La cuarta puerta no la abre el sujeto. Existen diferentes tipos de maleficios: amarres, entierros, vudú... ¿Cómo prevenirlos y romperlos? La quinta puerta: las heridas de seno materno. La cultura actual no valora como persona a un bebé gestándose, como tampoco a una persona en coma. Esto genera que las personas sufran en la gestación unas heridas afectivas que las condicionan y sirven a los diablos para atacarlas de manera extraordinaria. La sexta puerta: las ataduras ancestrales. 

Nuestros antepasados han podido cometer errores muy grandes que no solo les han perjudicado a ellos al morir sino que también han dañado a sus descendientes. 

¿Pero hasta cuándo existen esas ataduras y cómo acabar con ellas? Rezar por los antepasados, ofrecer misas y mucho más El ministerio de liberación y sus armas. ¿Qué es y quién puede realizarlo? Existen unas armas para combatir a los demonios: la oración, el ayuno, la vida eucarística, la confesión y la Palabra. Bases sólidas para una vida espiritual bien asentada. Acudiendo a la Virgen, ella nos protegerá, nos traerá la paz y los demonios huirán de ella aterrorizados.